Comprendiendo el periodo: análisis de clase y los acontecimientos en el mundo árabe.

Traducción al español del artículo publicado por la sección turca de la ICC.

El presente es un artículo escrito por la sección turca de la Corriente Comunista Internacional, que da una idea de la naturaleza de los recientes eventos en Túnez, Egipto, Libia y a lo largo de Medio Oriente, a la vez que intenta bosquejar una interpretación de la actual situación internacional.

Submitted by M. on April 13, 2011

1. Qué está pasando y porqué es importante entenderlo.

La palabra ‘revolución’, con los procesos que se están desarrollando en el mundo árabe, parece estar hoy en boca de todos. Lo primero que es necesario entender al discutir el tema es que no todos se refieren a lo mismo con esto. El término revolución parece haber sido completamente devaluado, de forma tal que cualquier cambio de mando es considerado una revolución: desde la ‘Revolución de las Rosas’ en Georgia hasta la ahora llamada ‘Revolución del Loto’ en Egipto, en donde ni siquiera ha habido un cambio de los gobernantes, con diecisiete de los antiguos veintisiete miembros del gabinete aún en el gobierno, hemos sido testigos de toda una serie de las llamadas ‘revoluciones’ por los medios; la ‘Revolución naranja’ en Ucrania, la ‘Revolución de los Tulipanes (o Rosa)’ en Kirguistán -acompañada de la limpieza étnica que significó -la ‘Revolución del cedro’ en Líbano, la ‘Revolución púrpura’ en Iraq (este, de hecho, fue un término usado por Bush, que no se popularizó para nada) y la ‘Revolución verde’ en Irán; y la lista suma y sigue.

Como comunistas, entendemos que una revolución no es un mero cambio de gestión en el sistema actual. Significa algo fundamental, el derrocamiento de la clase capitalista, y no solo un cambio de rostros. Es por esto que rechazamos completamente la idea de que lo que está pasando hoy en el mundo árabe e Irán es de algún modo una revolución. En tanto no lo son, queda planteada la pregunta de cuál es realmente la naturaleza de estos eventos. No son solo los medios masivos de comunicación los que están hablando de revoluciones, sino que también muchos medios de la izquierda. ¿Están completamente equivocados? Y si lo están, ¿qué significan estos eventos, entonces, para la clase trabajadora?

2. Ubicando los eventos en un contexto histórico.

Si lo que queremos es comprender los hechos actuales, se vuelve necesario ser capaces de ubicarlos en un contexto histórico. Esto nos permite ver el balance de fuerzas entre las diferentes clases, así como la dinámica de la situación. Ciertamente, durante la última década la clase obrera ha comenzado un lento retorno a su combatividad después de los espantosos años que fueron los noventa. Sin embargo, sería un error terrible pensar que la lucha de clases está hoy al mismo nivel que lo estaba en los ’80 y menos aún que en los ’70.

Si bien los pasados diez años han mostrado el comienzo de una vuelta a la lucha de clases, se debe entender que este es un proceso muy lento. Para poner en contexto debemos echar una mirada algunos años atrás. La oleada de luchas internacionales que comenzó en 1968 fue alcanzando un clímax a finales de los ’70. La huelga de masas era entonces una posibilidad real internacionalmente. Probablemente los tres puntos álgidos del periodo, en orden cronológico, fueron el ‘Invierno del Descontento’ en el Reino Unido en 1978-79, la huelga de masas en Irán en 1978-79 , y las huelgas polacas de 1980-81 . La derrota de estos movimientos fue catastrófica para la clase trabajadora, y condujo a que los ’80 fueran años no de una ofensiva generalizada de la clase sino de acciones defensivas. Las luchas de los ’80, aunque en ocasiones fueran intensas, esencialmente consistieron en diferentes grupos de obreros derribados, aislados y derrotados.

Este periodo también fue testigo del alza del neo-conservadurismo, representado internacionalmente por Reagan, Thatcher y Kohl, y en nuestro país por Turgut Özal. El fin de la década vio el colapso de la Unión Soviética y toda la campaña ideológica que lo acompañó, con académicos e ideólogos burgueses proclamando el fin de la sociedad de clases e incluso el fin de la historia. Cuán equivocados estaban. Sin embargo, por momentos, podría haber parecido que era así y la falta de actividad de clase en los ’90 sólo afianzaba la idea.

Cerca del cambio de siglo se estaba volviendo obvio que las cosas no eran de la forma que se habían imaginado. Después de que Saddam fue derrotado por primera vez y esta nueva era de paz global fue rota, durante el resto de la década, después de que el final de la historia trajera alrededor de cincuenta guerras a lo largo del globo y conforme la crisis se profundizaba -no abiertamente como en los años recién pasados, sino lentamente, acercándose con sigilo, pegándole dramáticamente a algunos países como el nuestro y Argentina –comenzamos a ver el regreso de la clase trabajadora a la lucha.

Por supuesto, vino lentamente; diez años sin lucha de clases luego de diez años de derrota habían tenido un terrible saldo en la clase trabajadora. Una generación perdida (recuerden cómo decía la gente en Turquía “No hables de política, es peligroso”) significó una pérdida de experiencia vital para la clase.

Aunque la última década ha presenciado este lento incremento en las luchas, éstas se han apaciguado, hasta el punto de que muy recientemente se trata, en términos generales, de luchas de pequeños grupos de trabajadores. Los últimos años, sin embargo, han visto crecer la consciencia de que, para ganar, los trabajadores deben luchar juntos. Testigo de esto es el movimiento de TEKEL , o incluso en Norteamérica, por tan largo tiempo un agua muerta de lucha de clases, en donde los ataques generalizados están conduciendo a una respuesta generalizada con masas de trabajadores apoyando a los docentes de Wisconsin , y a varios llamados a una huelga general. Es en este marco de interpretación en el que tenemos que intentar comprender los eventos que se desarrollan hoy, y para hacerlo necesitamos detenernos a ver un par de luchas recientes de gran magnitud.

3. Ubicando los eventos en el contexto de las luchas recientes.

Las actuales luchas en el mundo árabe no son precisamente, en nuestra opinión, luchas en las que la clase trabajadora sea la fuerza dirigente. Esto no quiere decir que masas de trabajadores no estén participando de ellas, sino que no han sido capaces de imponerse como clase, y han terminado siendo arrastradas hacia una agenda fijada por otros, y en Libia hoy vemos las desastrosas consecuencias de esto, con trabajadores de ambos lados uniéndose entusiastas a lo que es efectivamente una guerra civil en defensa de diferentes patrones. Creemos que a esta altura sería instructivo intentar ubicar los eventos en relación a las recientes movilizaciones en Grecia e Irán.

4. Grecia

Las movilizaciones de Grecia en Diciembre de 2008 estallaron luego de que un joven anarquista de quince años fue asesinado a tiros por dos policías la noche de un sábado. A una hora del asesinato violentos enfrentamientos con la policía habían comenzado en el área cercana a la Plaza Exarcheia, un baluarte tradicional del movimiento anarquista. Al final de la noche, enfrentamientos habían tenido lugar en casi treinta localidades diferentes a lo largo de Grecia. Al día siguiente, las manifestaciones continuaron, y la mañana del lunes miles de estudiantes secundarios marcharon y protestaron fuera de las estaciones de policía.

El miércoles luego del tiroteo hubo una huelga general en la que participaron cerca de un millón de trabajadores. Esta huelga, sin embargo, no era en respuesta al asesinato o a las manifestaciones, sino que había sido organizada con anterioridad. De hecho, el país en ese momento estaba también en un periodo de grandes tensiones en el mundo laboral debido a las políticas económicas del gobierno. Es en este contexto en el que tenemos que intentar entender la debilidad del movimiento griego.

A pesar de que existía una rabia generalizada en contra de las políticas del gobierno y había masivas protestas por la muerte del joven, ambas cosas jamás parecieron relacionarse. La única huelga en apoyo a la ola de protestas fue una huelga de media jornada de profesores de escuelas primarias. Aunque había, por supuesto, muchos obreros involucrados en las protestas, los trabajadores no se involucraron como tales, sino a nivel individual. Esto no quiere decir que no hubo intentos de relacionar la lucha a la clase trabajadora. Un grupo de militantes tomó la sede de la Confederación General de Trabajadores Griegos en Atenas y llamó a la huelga general. No obstante, la clase trabajadora no se movilizó como clase, y a la larga las protestas murieron.

Vemos esto como un tema recurrente en las luchas actuales, movimientos de protestas de gran magnitud sin un aporte real de la clase trabajadora. Si volvemos a las luchas que mencionamos anteriormente, en el Reino Unido, Irán y Polonia, es claro que la clase trabajadora jugó un rol central. En las luchas actuales no es ese el caso. Por qué no es el caso y qué significa para las luchas del periodo que corre son preguntas cruciales. Antes de que intentemos analizarlo, veremos otro ejemplo: las movilizaciones en Irán luego de las elecciones del verano de 2009 .

5. Irán.

En Junio de 2009, luego de las acusaciones por fraude electoral, manifestaciones masivas estallaron en las calles de Teherán y rápidamente se esparcieron a lo largo de todo el país. El Estado reaccionó brutalmente y dio rienda suelta a sus fuerzas represivas, teniendo como saldo cientos de muertes. Si bien las protestas inicialmente fueron claramente impulsadas por la rabia a causa del evidente fraude en las elecciones, consignas más radicales comenzaron a aparecer.

De forma parecida al movimiento en Grecia, vimos enfrentamientos violentos y masivos con las fuerzas del Estado, esta vez en un nivel incluso mayor, pero nuevamente se vio a los trabajadores participando como individuos y no como clase. Aunque la información era de difícil acceso, parece ser que hubo solo una huelga, en la fábrica automotriz Khodro, la más grande en Irán, en donde los tres turnos pararon por una hora cada uno, en protesta contra la represión estatal. Como en Grecia, el movimiento en las calles duró unas pocas semanas y luego se apagó.

En Marzo de 2007 hubo huelgas masivas de trabajadores, que comenzaron con una fuerte huelga de 100,000 docentes, y que se expandieron a muchos otros sectores, continuando por meses. Sin embargo, hace dos años la clase trabajadora no se movilizó pese a la represión generalizada del Estado en contra de las manifestaciones, en las que la mayoría de quienes participaron eran de clase obrera.

Sin la fuerza de la clase trabajadora detrás de ellos, movimientos como éste tienen una tendencia a agotarse. Si vemos el periodo que comprende el final de los ’70 en Teherán, por el otoño de 1978 las movilizaciones parecían haber llegado a un punto muerto. Un movimiento popular, similar a los que vemos hoy, que incluía a todos los que estuvieran dispuestos a luchar, pero también a otras clases, parecía estar perdiendo ímpetu. Fue en Octubre, cuando la clase trabajadora entró en la lucha con huelgas masivas -particularmente en el estratégico sector petrolero -, que la situación cambió, y la revolución parecía ser una posibilidad real: fueron formados los consejos obreros y el gobierno cayó. Luego de que Khomeini tomara el poder, el Estado se dedicó en los años posteriores en luchar en contra de los comités obreros en las fábricas.

Por supuesto, podríamos haber hablado acerca de otras luchas populares: el movimiento de los ‘Camisas Rojas’ en Tailandia es un ejemplo excelente; nuevamente un movimiento de masas movilizando decenas, incluso cientos de miles de personas, muchas de ellas obreras, en contra del Estado; otro movimiento que duró pocas semanas y luego se agotó, y otro movimiento en el que los trabajadores no estuvieron involucrados en tanto clase.

6. ¿Cuáles eran nuestras perspectivas antes de las revueltas en el Mundo árabe?

¿Cómo caracterizábamos el periodo antes de la reciente serie de revueltas que se han propagado a lo largo del Mundo árabe, y en qué medida estábamos en lo cierto? Básicamente percibíamos al actual periodo como uno en el que la clase obrera estaba lentamente recuperando su voluntad de lucha. La reapertura de una crisis económica abierta a lo largo del mundo en 2008 ciertamente cambió esta dinámica de alguna forma, pero no de manera sustancial. Está muy claro que causó una caída momentánea en la confianza de la clase obrera, con trabajadores con miedo a luchar debido a la posibilidad de perder sus empleos. No obstante, esto puede ser contrabalanceado por el vasto número de trabajadores que fueron forzados a dar la pelea por la intensidad del ataque económico de la patronal. También importante era la falta de experiencia al interior de la clase trabajadora, y la falta de conciencia de parte de los trabajadores acerca de su poder como clase.

La explosión masiva de luchas en países que incluían –no de forma exclusiva –a Grecia e Irán estaban en este contexto. Los programas de austeridad que estaban teniendo lugar a lo largo y ancho del globo probablemente empujaron a la clase trabajadora a la lucha y no solo ella sino también a otras clases afectadas; testigo de esto son las revueltas masivas por comida en diferentes países del mundo en 2007-08. Sin embargo, creíamos que la clase trabajadora no era lo suficientemente fuerte aún para tomar un rol de mayor importancia en estas revueltas. Por supuesto, siempre existía la posibilidad de que algo pudiera pasar y la clase trabajadora se impusiera en la lucha. “En el día previo a una revolución, nada parece más improbable. En el día posterior a la revolución, nada parece menos probable”, dijo Rosa Luxemburgo. Sin embargo, sentíamos que el desarrollo de la conciencia de la clase trabajadora y su fuerza sería un proceso lento, salpicado de revueltas de masas en las que la clase trabajadora sería incapaz de jugar el rol central.

Luego, el 17 de Diciembre del año pasado, un joven hombre se quemó a lo bonzo en idi Bouzid, Túnez, y el mundo pareció dar un giro.

7. Túnez.

Después de la autoinmolación de Mohamed Bouaziz fuera del ayuntamiento, cientos de jóvenes se reunieron a protestar y fueron recibidos por el gas lacrimógeno y la violencia. Las revueltas estallaron. A medida que crecía la escala de protestas, la ciudad era acordonada por el Estado. Pero era demasiado tarde: el fuego ya había comenzado a esparcirse. Cuatro días más tarde, había disturbios en Menzel Bouzaiene y, a una semana, en la capital Túnez. Luego de 28 días el presidente Ben Ali había huido a Malta de camino a su nuevo refugio en Arabia Saudita.

Lo que tenemos que analizar acá como comunistas es la naturaleza de clase de esta revuelta. Muchos comentaristas de la prensa hegemónica han hecho la analogía con los acontecimientos en Europa del Este de hace veinte años, cuando los gobernantes fueron cambiados a lo largo de toda la región, y con las más recientes ‘revoluciones de colores’. Para nosotros, la naturaleza de clase es de vital importancia.

Las causas de la revuelta parecen ser el descontento generalizado en la clase trabajadora, el masivo desempleo y los bajos salarios, así como la rabia contra un gobierno cleptocrático. Ciertamente las demandas del movimiento estaban centradas en reivindicaciones propias de la clase obrera relativas a trabajo y salarios, y por supuesto que la rabia respecto a la represión por parte de la policía jugó un papel importante también. El masivo desempleo juvenil y una demografía abrumadoramente joven llevó a gran parte del movimiento a estar centrado en los desórdenes y la protesta callejera de, principalmente, esta juventud desempleada. No obstante, había también grandes huelgas de trabajadores, particularmente entre los docentes y los mineros, así como una huelga general en Sfax. El Estado usó también los lockouts en un intento de detener la propagación de las huelgas, una táctica que veremos usada otra vez en Egipto. También vimos a la UGTT, la confederación sindical del régimen, tomando el camino de las protestas y pareciendo ‘radicalizarse’, un claro signo de que había una lucha generalizada entre la clase obrera.

Nos parece claro que los acontecimientos en Túnez, si bien no exclusivamente, fueron una expresión de un movimiento de la clase obrera de conjunto. En Egipto esto se daría en menor medida, con la clase trabajadora aún jugando un rol importante, y en el caso de Libia la clase brillaría por su ausencia.

Sin embargo, y volviendo a los hechos en Túnez, luego de la caída de Ben Ali, fue anunciado un “Gobierno de Unidad”, con 12 miembros de la Agrupación Constitucional Democrática (RCD, por su sigla en Francés) de Ben Ali, además del Presidente y Primer Ministro que acababan de abandonar el partido en un intento de ganar credibilidad, tres representantes sindicales y unos pocos individuos representantes de pequeños partidos de oposición. A pesar de las afirmaciones del Primer Ministro de que todos los miembros de la RCD que participaban del gobierno tenían ‘las manos limpias’, las protestas continuaron. Los representantes sindicales dimitieron después de un día de oficio, obviamente interesados en preservar su ganada credibilidad, y las ratas comenzaron a abandonar la RCD como un barco en hundimiento, con su comité central disuelto el 20 de Enero.

Y a medida que las manifestaciones continuaban en Túnez, la gente seguía movilizándose, y los gobiernos seguían cayendo, una chispa se había encendido.

8. Egipto

Argelia vio las primeras llamas con grandes revueltas golpeando numerosas ciudades los primeros días de Enero, pero fue en Egipto que el fuego realmente comenzó a arder . Las primeras protestas se llevaron a cabo en el Día Nacional de la Policía, el 25 de Enero. Las manifestaciones fueron ampliamente promocionadas en los medios de comunicación social, y particularmente a través del video de youtube de Asmaa Mahfouz, una periodista, esparciéndose como un virus. Los medios tomaron todo esto llamándolo una “Revolución de Facebook”, pero vale recordar que cientos de miles de volantes fueron distribuidos por diversas agrupaciones.

Las protestas del 25 sacaron a la calle a decenas de miles de personas en El Cairo, y miles más en otras ciudades de Egipto. A medida que el movimiento crecía, se convirtió en una posibilidad real el hecho de que Mubarak cayera tal y como lo había hecho Ben Ali. El gobierno cerró lugares de trabajo con la clara intención de detener el estallido de huelgas obreras. Parecía haber rupturas al interior del Estado cuando los militares como organización, y no como escuadrones individuales en terreno, se rehusaron a disparar. Mubarak prometió formar un nuevo gobierno y más tarde prometió que dimitiría en las próximas elecciones de Septiembre. Mientras, las protestas continuaban. El 2 de Febrero, el Ministro del Interior organizó a los leales a Mubarak en un asalto a las manifestaciones. El ejército intervino, aunque a ratos con poco entusiasmo, para dividir los dos bandos, claramente preparando el camino por si Mubarak era obligado a irse. La semana siguiente, la reapertura de los lugares de trabajo significó la reapertura de las huelgas de trabajadores. Obreros de diferentes industrias en El Cairo y a lo largo del delta lanzaron huelgas. Estas huelgas y la muy real posibilidad de que se esparcieran parecieron ser el punto final que convenció a los militares de que Mubarak debía irse.

El 11 de Febrero, el representante militar, ahora nuevo Vicepresidente, Omar Suleiman anunció que Mubarak había renunciado y dos días más tarde los militares anunciaron un golpe constitucional. A los huelguistas se les ordenó volver al trabajo, y las huelgas se prohibieron. Continuaron por un tiempo, pero luego las bajaron, la mayoría luego de ganar aumentos de salario y concesiones.

La naturaleza de clase de los eventos egipcios parece ser diferente a los de Túnez. En tanto el movimiento tunecino parecía tener un carácter mayoritariamente de clase trabajadora, los eventos en Egipto parecían tener un carácter de clase heterogéneo, abarcando todas las clases sociales. Si bien la clase trabajadora jugó un rol importante, probablemente incluso uno crucial, nunca fue la fuerza que estuvo a la cabeza.

Muchos de la izquierda hablaron acerca de estos acontecimientos como una huelga de masas en Egipto. Las protestas de Egipto presenciaron muchas más huelgas obreras que la lucha en Túnez. Podemos atribuirle esto a Egipto por tener una clase obrera más experimentada y militante. Si bien creemos que el potencial para una huelga de masas estaba allí, y que era esta misma posibilidad la que llevó a los militares a desechar a Mubarak cuando lo hicieron, no creemos que se haya materializado. Después de todo, cerca de 50,000 trabajadores participaron de las huelgas, alrededor de 20,000 de una sola fábrica. Aunque esto demuestra un movimiento importante, no fue la huelga de masas, y ni siquiera una huelga de la escala de la que fue la ola de huelgas en Egipto tan solo unos meses antes . La velocidad con la cual el movimiento se disipó demostró que éste no tenía la fuerza que muchos de la izquierda decían.

9. Libia.

Las protestas en Libia comenzaron el 15 de Enero, y desde el comienzo era claro que éstas eran muy diferentes en su naturaleza. Lo que gatilló las movilizaciones fue el arresto en Benghazi de Fathi Terbil, un abogado que representaba a militantes islamistas asesinados en una masacre en una prisión. La policía rompió violentamente las protestas en Benghazi, pero no pudo detener su expansión a la cercana al-Bayda, así como a Az Zitan, cerca de Tripoli en el oeste. En un esfuerzo por hacer concesiones mientras las manifestaciones se esparcían, el Estado accedió a ciertas demandas de los manifestantes y liberó a 110 miembros de al-Jama’a al-Islamiyyah al-Muqatilah bi-Libya, un grupo Yihadista de prisión. Aun así, las protestas continuaron.

El Estado reaccionó de una forma extremadamente violenta, con escuadrones de la muerte desmoralizando a los manifestantes. Masacres fueron reportadas en ambos extremos, en tanto figuras de alto rango del Islam y líderes tribales emitían declaraciones en contra del régimen y llamaban al gobierno a renunciar. Por ahora, las protestas se habían expandido hacia el oeste, en donde manifestaciones en Tripoli fueron aplastadas por el Estado. En el sur, los Tuareg fueron llamados a la revuelta por pedido de la poderosa tribu Warfalla.

El 22, Gaddafi apareció en la televisión estatal para negar los reportes de que había volado a Venezuela, y juró luchar “hasta que la última gota de sangre haya sido derramada”. Al día siguiente, mientras las manifestaciones crecían en tamaño y muchos líderes tribales, que antes habían guardado silencio, comenzaban a hacer llamados a que Gaddafi se fuera, el Ministro del Exterior británico William Hague habló por primera vez de ‘intervención humanitaria’. A esta altura, la situación claramente se había transformado en una guerra civil.

¿Y dónde estaba la clase trabajadora en todo esto? Para hacer la mayoría de sus trabajados manuales, Libia depende en gran medida, como muchos de los países petroleros del Golfo, de los extranjeros. La vasta mayoría de la clase obrera en Libia estaba intentando desesperadamente huir del país conforme la situación se iba deteriorando y la violencia aumentaba. A diferencia del caso de Túnez y Egipto, la clase trabajadora no apareció en lo absoluto para jugar un rol significativo. El movimiento desde el comienzo pareció ser dominado por el islamismo y el tribalismo. No hubo huelgas obreras que llegáramos a conocer, y el único reporte de una huelga petrolera en los medios árabes fue más tarde desmentido, específicamente que se trató de un mero cese de la producción por parte de la patronal.

Por supuesto que había también trabajadores libios, aunque evidentemente eran demasiado débiles como para jugar cualquier papel como clase en estas luchas. Esto no significa que los trabajadores no hayan jugado rol alguno en los eventos. Todas las manifestaciones que tuvieron lugar en Tripoli parecieron ocurrir en distritos de clase obrera. Sin embargo, la clase trabajadora fue demasiado débil como para hacer valer sus propios intereses y básicamente ha sido usada como carne de cañón en una guerra civil en la que no tiene intereses, y está ahora muriendo bajo los bombardeos de Estados Unidos y sus aliados. Antes de continuar con la historia de cómo la guerra se desarrolló y cómo las fuerzas imperialistas se fueron involucrando, daremos una rápida mirada a lo que estaba pasando en otros estados árabes.

10. Eventos en otros Estados y reacción en Bahréin

El primer país en seguir el liderazgo de Túnez fue la vecina Argelia. Las protestas comenzaron en ese lugar el 3 de Enero en respuesta al alza del precio de los alimentos básicos. Si bien las revueltas aisladas se habían vuelto comunes en Argelia en los últimos años, éstas fueron diferentes por el hecho de esparcirse por todo el país en el curso de una semana. Las protestas giraron prácticamente por completo en torno a demandas de clase, y fueron derrotadas a través de una mezcla de represión y concesiones.

En enero, grandes protestas comenzaron también en Jordania y Yemen. En Jordania las protestas contra la alta inflación y el desempleo fueron organizadas por la comunidad musulmana. Todo esto terminó con el rey cambiando un par de rostros en el gobierno y haciendo concesiones económicas de amplio alcance.

Las protestas en Yemen aún continúan al momento en el que se escribe este documento. Actualmente pareciera que los militares están en proceso de cambiarse del bando de Al Mohsen al-Ahmar, un destacado general -infame por masacres en la guerra civil de 1994 –, al de los manifestantes.

Fuera del mundo Árabe, Irán y la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) han sido testigos también de protestas con un resurgir del Movimiento Verde en Irán y manifestantes muertos a tiros en las calles. Bahréin ha sido también otro punto focal de manifestaciones que resultarían eventualmente en un envío de tropas de parte de Arabia Saudita y el Consejo de cooperación del Golfo para ayudar a “estabilizar” la situación, en tanto el Estado bahreiní dio rienda suelta a sus fuerzas represivas en contra de los manifestantes. El movimiento en Bahréin parece haber adquirido cada vez más una dimensión sectaria, con miembros de la mayoría chiita -que fue la fuerza que lideró las protestas en contra de la monarquía sunita –ahora llamando abiertamente a la intervención iraní. También se han sostenido protestas en zonas de mayoría chiita del norte de Arabia Saudita en apoyo a los rebeldes bahreiníes. Bahréin también ha sido testigo de ataques de parte de los manifestantes a trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos del sureste asiático. Eventos de este tipo han sido reportados también en Libia.

Finalmente, el ejército Sirio acaba de masacrar a 15 manifestantes fuera de una mezquita en el pequeño pueblo sureño Daraa, que ha sido el centro del movimiento de protestas debido a la rabia local provocada por el arresto de un grupo de chicos en una escuela por haber hecho pintadas pro-revueltas egipcias en un muro de un colegio.

Prácticamente inadvertidas entre todas éstas han sido las protestas en Iraq, donde un mínimo de 35 personas han sido asesinadas por el Estado. Por supuesto, Iraq ya es una “democracia” ocupada por asesores militares de Estados Unidos, lo que probablemente explica porqué estos asesinatos han recibido menor cobertura mediática que otros.

11. Libia y la caída en una guerra.

Volvamos ahora a Libia, en donde hoy tenemos en desarrollo toda una campaña de bombardeo de la OTAN. Por supuesto, no es la primera vez que Libia es bombardeada por los poderes de occidente. Ni siquiera fue el bombardeo de Tipoli en 1986 la primera vez. De hecho, el primer bombardeo aéreo del que se hizo uso en la historia fue el de 1911 por los italianos en la guerra ítalo-turca. Los italianos pronto se actualizaron y pasaron del uso de bombas al de armas químicas.

A fines de Febrero se veía que Gaddafi había perdido la iniciativa, pero por la mitad de Marzo recobró la ventaja con trece de los veintidós distritos del país bajo control estatal, y dos más que parecía que estaban siendo retomados. El camino a Benghazi pareció abrirse y el final de la rebelión pareció estar a la vista. Fue en este punto, el 17 de Marzo, que la resolución de 1973 de las Naciones Unidas que establecía una zona de exclusión aérea fue considerada nula. Luego de tener una reunión de la Liga Árabe de pobre asistencia con apenas cerca de la mitad de sus miembros presentando su respaldo a la campaña de bombardeos para darle cierto tipo de ‘legitimidad’, las operaciones militares están ahora bajo el control de la OTAN y la Liga Árabe aparece criticando los bombardeos a los cuales había llamado. Parece que ellos, como gran parte del mundo, habían de alguna forma imaginado que una zona de exclusión área significaría únicamente el rechazar el ataque de algún avión intentando bombardear a civiles y no una campaña de bombardeo masiva asesinando a la población civil. Es casi como si lo que pasó en Iraq jamás hubiera sucedido. Para los de memoria corta, los 110 misiles Tomahawk y los bombardeos aéreos de las fuerzas aéreas británica y francesa el 19 de Marzo podrían actuar como un crudo recordatorio.

Ahora está claro, más allá de toda duda, que los eventos en Libia se han degradado en una guerra civil abierta, con trabajadores de ambos lados siendo masacrados en defensa de aquellos que controlan, o podrían controlar, Libia.

12. ¿Dónde estamos ahora?

Parece que ahora la reacción se ha instalado firmemente. Los eventos de Libia muestran solo el peor punto de dónde la debilidad de la clase trabajadora –y su incapacidad de imponerse en la situación –nos ha dejado. Cuán resistente será el régimen de Gaddafi y si podrá aguantar o no es algo que está por verse. Pensamos que debería ser recordado que por allá por mediados de Febrero el pueblo le daba tan solo unos días a Gaddafi, y sin embargo sigue en el poder en Tripoli. Sospechamos que aguantará más de lo Occidente imagina. Ahora hace un llamamiento a la idea de proteger la patria y a la defensa nacional. La tribu Warfalla, de alrededor de un millón de personas y cerca del 20% de la población, está ahora llamando a la reconciliación, afirmando casi increíblemente que ninguna figura tribal importante está involucrada en la rebelión. En tanto las lealtades cambian de un lado a otro, se dice que están pasando grandes sumas de dinero de una mano a otra.

En Yemen está resultando cada vez más claro que quienquiera que termine estando arriba, esto será tan solo una reorganización de líderes. Bahréin ha visto otra rebelión ser aplastada, tal y como lo fue la de los ’90. Siria probablemente se las arreglará para aguantar las protestas incluso si esto toma un par de masacres más. Después de todo, los que recuerden las decenas de miles de civiles asesinados en la ciudad de Hama a comienzos de los ’80 sabrán que el régimen de los Assad no se niega a derramar un poco de sangre.

Y así, parece ser que un movimiento que comenzó en Túnez está ahora llegando a su fin. Esto no quiere decir que no habrá más asesinatos de manifestantes, ni que algún otro dictador caerá -como Ali Abdullah Sale en Yemen -para ser remplazado por algún poderoso militar. Sin embargo, el movimiento que estalló a fines del año pasado que tan prometedor era parece estar terminando, o al menos muerto para la clase trabajadora.

13. ¿Qué conclusiones podemos sacar?

Para nosotros, nuestro análisis general del periodo sigue siendo el mismo. La clase trabajadora está volviendo a la lucha de forma lenta pero segura, pero no es lo suficientemente fuerte aún para imprimir su sello firmemente a tiempo. Esperamos que el futuro nos muestre más luchas similares a las revueltas en los Estados árabes y las previas en Grecia e Irán. A medida que la economía continúa estancándose -un proceso que no puede sino ser ayudado por el incremento de los precios del petróleo causado por una guerra en curso en Libia y el masivo retiro de capitales de Japón que es algo casi inevitable como secuela del terremoto y tsunami del 11 de Marzo -los Estados no tendrán otra solución que recurrir al aumento de la austeridad y la represión.

La clase trabajadora en algunos de los países árabes, más notablemente en Túnez y Egipto, pero también en Argelia, ha avanzado un paso más en su experiencia de lucha. En otros, la debilidad de la clase ha sido brutalmente expuesta, y la resultante represión y el incremento de la tensión sectaria –sin mencionar la llevada a rastras de Libia hacia una guerra civil –actuarán casi con seguridad como un peso alrededor del cuello de la clase trabajadora.

Aquellos de la izquierda que hablaban de revoluciones obreras en el mundo árabe han demostrado estar equivocados. La clase trabajadora sigue siendo débil como para imponerse. El camino de la reconstrucción de la experiencia perdida y la conciencia de clase será largo. Sin, hay razones para tener esperanza. La velocidad con la cual los militares egipcios se deshicieron de Mubarak luego de que las huelgas obreras estallaron muestra que la clase dominante, por lo menos, es bien consciente del potencial que guarda la clase trabajadora; y en un país lejano en el que la lucha de la clase trabajadora había brillado por su ausencia por años, los trabajadores de Wisconsin que luchan en contra de los recortes en la más grande huelga que los Estados Unidos hayan visto por años alzan pancartas apoyando a los trabajadores egipcios, reconociendo de forma implícita que la lucha de clases es una lucha internacional de los trabajadores del mundo que enfrentan el mismo tipo de ataques.

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