Breve introducción de libcom.org a la acción directa y por qué la defendemos frente a otras formas de activismo político.
Acción directa: una introducción
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Hoy en día, a muchas personas les preocupa el rumbo que está tomando el mundo. Ya sean sus condiciones laborales o el desempleo, el medio ambiente, la vivienda o la guerra, entre otros muchos problemas, está claro que millones (incluso miles de millones) de personas buscan en algún momento cierta forma de acción política para solucionarlos.
¿Por qué la acción directa?
Las personas recurren a muchísimos métodos distintos para intentar cambiar el mundo, demasiados para mencionarlos todos aquí. Sin embargo, a menudo pensamos que podemos pedir ayuda a los distintos "especialistas", como los políticos, los líderes sindicales, los expertos legales y otros.
En realidad, no es el caso. Los políticos y los líderes sindicales tienen intereses distintos a los nuestros, al igual que cualquiera que gane un sueldo millonario o incluso los que ronden las 80-90.000 libras al año. Por lo tanto, tratar de buscar protección en la ley puede dejarnos a la deriva, ya que las leyes que nos protegen hoy pueden cambiar sin más mañana, ¡suponiendo que se apliquen en primer lugar!
Al mismo tiempo, a veces tenemos claro que al menos podemos decidir no "formar parte" de las peores partes del capitalismo. Podemos elegir no comprar a ciertas empresas "no éticas" o incluso cultivar nuestros propios alimentos.
Sin embargo, el problema es que esto hace que la resistencia al capitalismo sea una elección personal, y no todo el mundo puede. Por ejemplo, los productos orgánicos y de "comercio justo" suelen ser más caros.
Más grave aún, hace que los problemas sociales se enfoquen a las empresas particulares o a los gobiernos que actúan "mal" en vez de considerase un problema con la sociedad en su conjunto. Y encima nos deja solos para enfrentarnos a ellos, a través de nuestras elecciones como consumidores. Se perpetúa el statu quo, aunque trasladado a otras empresas distintas. La explotación continúa ¡y no hay anacardos de comercio justo que valgan para cambiarlo!
Por eso favorecemos la acción directa: porque depende de nuestra fuerza colectiva para poner fin al "aquí no pasa nada" en vez de nuestras elecciones personales de vida o nuestras preferencias de políticos o líderes sindicales. Y porque, al fin y al cabo, se trata de contar unos con otros —con los que comparten nuestra situación—, en vez de con los llamados "expertos" que para nada viven con nuestros problemas.
¿Qué es la acción directa?
En pocas palabras, la acción directa consiste en que las personas emprendan acciones para perseguir sus objetivos sin la injerencia de terceros. Esto supone rechazar la presión política o tener que recurrir a la generosidad de nuestros empleadores para mejorar nuestras condiciones. En última instancia, ni siquiera es que no les importe, es que se benefician al empeorar nuestras condiciones. Si quieres más información al respecto, lee nuestra introducción a la clase y a la lucha de clases.
Así que actuamos nosotros para lograr mejorar nuestras condiciones. Al hacerlo, nos sentimos capacitados para asumir el control y la responsabilidad por nuestras acciones. La idea fundamental que subyace a la acción directa es que sólo dependemos unos de otros para lograr nuestros objetivos.
La acción directa tiene lugar en el punto en el que experimentamos el filo cortante del capitalismo. Normalmente, ocurrirá en nuestro lugar de trabajo, pues nuestros jefes intentarán despedirnos o hacernos trabajar más por menos dinero. O podrá ocurrir en nuestros lugares de residencia, cuando nuestros políticos intenten recortar gastos prescindiendo de servicios públicos.
Acción directa en el lugar de trabajo
La acción directa en el trabajo es básicamente cualquier acción que interfiera en la capacidad directiva de los jefes, forzándolos a ceder ante las exigencias del personal.
La forma más conocida de acción directa en el trabajo es la huelga, que consiste en que los trabajadores dejen su puesto de trabajo hasta que se cumplan sus reivindicaciones. Sin embargo, la acción huelguista a veces puede estar limitada por los burócratas de los sindicatos y por las leyes antihuelga. Dicho esto, los trabajadores suelen ignorar estos límites y convocan huelgas salvajes, no oficiales, que devuelven gran parte del impacto de la acción huelguista.
Aunque sean muchas para mencionarlas todas aquí, otras tácticas de acción directa empleadas por los trabajadores son:
- ocupaciones: los trabajadores impiden la entrada a sus jefes al lugar de trabajo para llevar a cabo la huelga pero sin dejar que los responsables empresariales los sustituyan por rompehuelgas (también llamados esquiroles).
- huelgas de celo: los trabajadores trabajan mucho más despacio que de costumbre para que se saque adelante menos trabajo (y, por tanto, se obtengan menos beneficios).
- huelgas de servicios mínimos: otra forma de acción laboral por la cual los trabajadores siguen las normas al pie de la letra, de nuevo, para ralentizar el ritmo de trabajo.
Existen muchos ejemplos del éxito de estas tácticas. En 1999 los trabajadores del metro de Londres convocaron una "huelga de orinar" por no poder marcharse a casa al finalizar su trabajo. En vez de orinar en las vías, como era costumbre, insistieron en que el supervisor de seguridad les acompañara a un servicio. Éste tenía que llevarse al resto del equipo por motivos de seguridad. Al volver, a alguien le entraban "ganas" de ir también, impidiendo así la actividad laboral.
En Brighton, los basureros convocaron en 2009 una huelga salvaje por los abusos cometidos por la empresa, y ese mismo año los trabajadores de Visteon de Londres y Belfast ocuparon sus fábricas en protesta por la política de despidos.
También se ha recurrido con frecuencia a la acción directa en el lugar de trabajo con fines políticos. Por ejemplo, en 2008, los estibadores sudafricanos se negaron a descargas armas que iban destinadas a Zimbabue.
Sin embargo, la acción directa se puede trasladar también fuera del entorno laboral, como en los siguientes ejemplos.
Acción directa en la comunidad
La guerra de Irak de 2003 provocó multitudinarias manifestaciones, incluida la más grande en la historia británica, el 15 de febrero en Londres, donde más de un millón de personas se empaparon en su marcha hacia Hyde Park. A nadie extrañó que los políticos ignoraran la protesta masiva y que no les importara lo mojados y helados que estábamos o cuántos éramos. Pero la acción directa fuera del lugar de trabajo y en la comunidad puede resultar efectiva.
El ejemplo más famoso en la historia británica reciente es el poll tax. Cuando Margaret Thatcher intentó introducir el impopular impuesto en 1989, hasta 17 millones de personas pertenecientes a la clase trabajadora se negaron a pagarlo en todo el país. Los grupos contrarios al pago se repartieron por las comunidades de todo RU y se montaron redes contra el desalojo para enfrentarse a los agentes judiciales. En 1990 Margaret Thatcher y su poll tax fueron derrotados. Más tarde fue filmada llorando por televisión.
Otras campañas similares lograron detener la subida del precio del agua (1993-1996) y las tasas de recogida de basuras (2003-2004) en Irlanda. En 2011 los trabajadores griegos iniciaron la campaña "No pagaremos" contra la subida creciente de los precios, negándose a pagar los peajes de autopistas o los billetes del transporte público. Incluso algunos médicos se negaron a cobrar a los pacientes.
En Europa continental también se han extendido los "bloqueos económicos". Cuando la huelga no es enormemente efectiva, los alumnos, trabajadores y otros participantes bloquean las carreteras principales o los centros de transporte. La idea es que, al evitar que la gente llegue al trabajo o al ralentizar el transporte de bienes y servicios, los manifestantes bloquean la economía de forma muy parecida a una huelga.
Cientos de miles de personas han participado en este tipo acciones, saliéndose de las ineficaces tácticas aprobadas por el gobierno, como el lobbying y las marchas de "A a B".
Rechazo de la "impotencia"
La acción directa es un rechazo a la idea de que no tenemos poder para cambiar nuestras condiciones. Las mejoras a nuestras vidas no vienen dadas desde arriba. Deben ser —y siempre han sido— luchadas.
Siempre nos recuerdan que el pueblo luchó por el derecho al voto. Sin embargo, en escasas ocasiones se menciona cómo lucharon los trabajadores por el estado del bienestar, por una vivienda digna, por la atención médica, un salario y una jornada laboral decentes, por unas condiciones laborales seguras y por una jubilación justa.
Pero la acción directa es más que un medio efectivo para defender o mejorar las condiciones. Es también, como dijo el anarcosindicalista Rudolf Rocker, la "escuela del socialismo", que nos prepara para la sociedad libre que muchos de nosotros aspiramos a crear.
Al igual que el enfoque vital y futbolístico del exentrenador del Liverpool, Bill Shankley, la acción directa implica un esfuerzo colectivo, que todos trabajemos y nos ayudemos unos a otros por el bien común. Al recurrir a la acción directa, aun cuando cometamos errores, aprendemos por experiencia que no tenemos que dejar las cosas en manos de "expertos" o políticos profesionales. Este camino sólo nos ofrece traición y promesas rotas además de ese prolongado sentimiento de impotencia.
La acción directa nos enseña a controlar nuestras propias batallas, a construir una cultura de la resistencia que enlace con otros trabajadores en su lucha.
Y conforme aumente la confianza en la fuerza de nuestra solidaridad, lo hará nuestra confianza en nuestra capacidad de cambiar el mundo. Y, de esta forma, pasaremos de controlar nuestras propias luchas a controlar nuestras vidas.
Más información
- La acción directa, de Emile Pouget . Un ensayo clásico de Emite Pouget sobre la acción directa en la lucha de la clase obrera.
- "Direct Action? Who Cares!" , artículo del número de abril de 2011 del Industrial Worker donde se explica que la acción directa no se emplea únicamente por su repercusión en asuntos cotidianos.
- Métodos anarcosindicalistas . Un texto de la CNT-AIT francesa escrito en marzo de 2006 y que recoge las tácticas y estrategias de la acción directa.
- Guías para la organización en el lugar de trabajo de libcom.org . Una serie de guías con consejos para organizarse en el lugar de trabajo, desde plantear reivindicaciones hasta emprender la acción.
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