Para hacer más pasable este amargo trago matutino de los lunes (o de cualquier otro día laborable) os dejamos el siguiente texto que hemos traducido, publicado originalmente por el colectivo londinense Angry Workers of the World en el número 5 de su periódico WorkersWildWest.
https://www.todoporhacer.org/recupera-poder/
Este es un mundo extraño. Pasamos más tiempo en el trabajo que con nuestros amigos y familia. Nuestro empleo se come nuestra vida, pero lo vemos como algo separado de la misma. No queremos tomárnoslo en serio, pues nosotros, como seres humanos, no somos tomados en serio en el curro. La creatividad y la energía vital de miles de millones es malgastada por la forma en que el trabajo es organizado en este sistema.
¿Democracia? ¡Estarás de broma!
Ellos nos cuentan que vivimos en una democracia – pero en el sitio en el que pasamos la mayor parte de nuestra día a día, tenemos poco o nada que decir. La forma en que el trabajo está organizado hace muy difícil que hagamos amigos allí: la máquina está demasiado alta, la línea va demasiado rápida para ni siquiera hablar (normalmente nos echan en cara “hablar demasiado”), la gente viene y va y podemos pensar “¿para qué perder el tiempo en conocernos?”, alguna gente piensa que conseguirá trabajo más sencillo si demuestran que son mejores trabajadores que el resto de “vagos” – la competitividad es alentada siempre, por muchas charlas vacías de “trabajo en grupo” que nos den-… El trabajo es desalmado y nos hace sentirnos medio-humanos, de modo que ¿cómo podemos conectarnos con otros? Pequeños pasos para ir retomando el control – ¡de verdad! Es verdad, no controlamos lo que sucede en la empresa en la que trabajamos, qué es producido y cómo, quién es contratado y quién despedido ni porqué. Pero podemos empezar creando un pequeño espacio para respirar, tanto para nosotros como para otros, un lugar desde el que posicionarnos contra los objetivos de productividad y por la amistad:
-No facilites la presión en el trabajo y no trates de competir con el resto de compañeros. No trabajes más rápido de lo normal, trata de hacerlo un poco más lento y dedica más tiempo a las relaciones humanas. Alienta al resto a hacer lo mismo.
-No te quejes de los compañeros ante los supervisores o la administración. Trata de hablar directamente con tus colegas. Si el problema es más serio, háblalo con otros compañeros en los que confíes. Juntos encontraréis una solución.
-Sé amable con los nuevos, con los trabajadores temporales – aunque pienses que no van a estar mucho tiempo allí. Explícales cómo funcionan las cosas en el trabajo y que no deben matarse por un salario mínimo.
-Apoya a los compañeros cuando sean gritados, disciplinados o intimidados por los jefes. Aunque sólo sea, ve y pregúntales. Si sois un grupo grande, podéis hablar con el gerente y pedirle que se disculpe.
-Tratemos de hablar con el resto de gente durante los descansos, en vez de aislarnos en nuestros móviles. Hablemos sobre el tiempo, sobre el trabajo, sobre la vida. Tratemos de superar las diferencias de lenguaje – no todo el mundo se siente cómodo en nuestro idioma, de modo que se paciente si la gente hace el esfuerzo.
-Intenta trabajar las menos horas extra posibles – aunque todo el mundo necesita el dinero extra, es pan para hoy y miseria para mañana: al final nos harán trabajar más horas por el mismo dinero.
¡Podemos pedir más!
Esto son solo pequeños pasos, pero pueden ayudar a cambiar la atmósfera en el trabajo. También pueden ayudarnos a pedir más. Esto no sucederá de un día para otro, pero tampoco tenemos que esperar a que todo el mundo se suba a nuestro barco. Podemos empezar con los compañeros en los que confiemos.
Siempre habrá pequeños conflictos con la gerencia: sobre el ritmo de trabajo, sobre las horas extra, acerca de cómo nos cambian a peor los trabajos o los turnos, sobre los contratos permanentes prometidos, sobre recortes en los bonos, sobre procesos disciplinarios…
Normalmente aceptamos estos cambios, diciendo que no podemos hacer nada o que “el resto de trabajadores no se unirán”. Con la intención de justificar nuestro miedo a hacer algo solemos decir: “la única opción sería que todos fuéramos a la huelga, pero no lo harán”. Sin embargo, siempre existen pequeños escalones que podemos ir subiendo, que no nos harán demasiado vulnerables:
-Busca un pequeño grupo de compañeros con los que empezar, ya sean cuatro, cinco o seis personas.
-Hablad de las pequeñas cosas que podéis ir haciendo para molestar a la gerencia y que se den cuenta de que la gente no está contenta con los cambios realizados.
-Una nueva “norma de trabajo” puede ser: compañeros que se ajustan al pie de la letra a los procedimientos oficiales de la empresa y a las normas de salud y seguridad. Realiza sólo el trabajo que se supone que tienes que hacer según tu contrato. Ya sólo esto suele repercutir en ralentizar mucho el trabajo.
-Encuentra formas de realizar pequeñas rupturas de ordenadores o maquinaria, sin ponerte a ti o a otros en peligro. Encuentra otros métodos de bajar la velocidad de trabajo sin que la gerencia puede culparos a ti o a otros compañeros.
-Un boicot no oficial de horas extras es otra forma de mostrar el descontento. Cuanta más gente participe, más efectivo será.
-Realiza tu trabajo, pero deja de comunicarte con tus jefes, no les saludes ni te despidas de ellos. Si un departamento entero hace esto, sentirán el dolor con el tiempo y pueden replantearse los cambios.
-Encontrad formas de presentar vuestras demandas sin tener que enviar un portavoz a los jefes – la gerencia los castigará o los comprará. Necesitamos acción colectiva, no héroes.
-Buscad la forma de hablar con los trabajadores de otros departamentos y alentarlos a realizar cosas similares. Esto puede hacerse con reuniones después del trabajo, a través de whatsapp o de otras formas.
-Hay veces en que a los gestores les molesta que los medios o los clientes de la empresa se enteren de que los trabajadores están descontentos, y que los objetivos de tiempo o calidad podrían verse comprometidos. Esto se puede hacer o amenazar con hacerlo sin tener que darte a conocer ante los jefes.
Estas son algunas de las muchas formas en que podemos meter presión a nuestros jefes. Cuanto mayor número de gente que participe, mejor. Pero incluso un pequeño grupo puede molestar bastante. El reto es simplemente mantener un perfil bajo y evitar una guerra abierta que podamos perder (hasta que podamos ganarla).
El lugar de trabajo y más allá – ¿Por qué unirse a la red de solidaridad de WorkersWildWest?
Ser pobre no es nada divertido – más si estás sólo. Esto es similar a nuestra situación en el trabajo. Pero si te unes a otros y os apoyáis mutuamente, nos podremos defender mejor. Por esta razón hemos establecido una red de solidaridad en el oeste de Londres.
Muchos de nosotros cambiamos de trabajo frecuentemente – y las condiciones son similares en todos los sitios. Los problemas en el trabajo suelen continuar fuera del mismo – en lugar de con nuestros jefes, nos tocará lidiar con caseros desagradables, con el estrés de la oficina de empleo u otras administraciones estatales. En el clima actual, los líderes políticos quieren ponernos unos en contra de otros constantemente: locales contra inmigrantes, los seguidores de Jesús contra los seguidores de Mahoma, y así sucesivamente. Se supone que debemos pelearnos por los huesos que nos tiran. Sin embargo, deberíamos negarnos a jugar a su juego y plantarles batalla. No necesitamos líderes para esto. De modo que, ¿qué podemos hacer y cómo hacerlo?
Nosotros nos juntamos semanalmente en diferentes lugares de Southall, Acton, Park Royal o Greenford. Si tú, o tu grupo, tenéis problemas podéis pasaros por alguno de nuestros lugares de reunión o poneros en contacto con nosotros por mail o teléfono. Nosotros somos gente de clase obrera, no somos ni abogados ni expertos. Pero conocemos nuestros derechos. Discutimos el problema y pensamos en cómo podemos poner presión sobre la gente que quiere echarnos, desalojarnos o lo que sea. Aquí van algunos ejemplos…
-La agencia de empleo temporal ASAP en Greenford se negaba a pagar los salarios pendientes de vacaciones a cuatro trabajadores. Éstos llamaron a la empresa en varias ocasiones y les enviaron varias cartas, todo ello sin ningún resultado. De modo que preparamos unos panfletos y ocho de nosotros fuimos a la oficina y le explicamos a la gerencia que no nos iríamos de allí hasta que se solucionara el tema y que haríamos saber a los clientes y a los posibles nuevos candidatos lo que estaba sucediendo. En menos de media hora, resolvieron los pagos pendientes.
-El departamento de vivienda de Ealing se negaba a pagar tres meses de beneficios en materia de vivienda a un amigo, que es considerado un “emigrante de la UE” tras llevar ocho años trabajando aquí. Les enviamos varias cartas y finalmente acudimos a la corte de apelación en Watford – no tuvimos que pagar los honorarios de ningún abogado. Finalmente, nuestro compañero recibió el pago por los tres meses.
-Un agente de visados en Southall tomó 10.000 libras de un compañero que trabaja en un almacén de la zona. Se suponía que ello cubría los gastos de una capacitación TI, un visado de trabajo y una garantía de empleo. Esto no se materializó, y cuando nuestro amigo pidió la devolución de su dinero, el agente se negó. Bloqueamos su oficina y le amenazamos con realizar piquetes frente a cada una de sus tres escuelas de formación. Poco a poco, pagó todo el dinero que debía.
-La agencia de empleo temporal “Hays” dejó sin pagar tres días de sueldo a un barrendero local. Enviamos varias cartas y llegamos a repartir panfletos a sus compañeros de trabajo en el depósito de reciclaje de Amey en Greenford. Igualmente, amenazamos a la empresa con comunicar la situación a los medios de comunicación. Al final, pagaron lo que debían.
-La agencia de trabajo temporal “Templine” en el almacén de Sainsbury estuvo hostigando a un compañero durante un tiempo a razón de un par de faltas de asistencia relacionadas con una enfermedad (aprobadas por un médico). Nosotros formulamos una carta de oficial de agravio, que alivió la presión sobre nuestro amigo.
De nuevo, cuantos más seamos, más podremos conseguir. Esto no se trata sólo de reclamar lo que es nuestro. Se trata de aumentar nuestra confianza de clase y de la creación de una fuerza local de solidaridad, en contra del mundo que están creando.
Este es el enlace a la web del colectivo Angry Workers of the World, por si queréis consultarla, www.angryworkersworld.wordpress.com.
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